La luz entre los océanos

Público: adulto
Género: Narrativa
Calificación: 4/5 (LA2)

Después de la Gran Guerra, Tom Sherbourne busca la manera de refugiarse de tanto dolor y decide acogerse a la vida de farero, donde cree que la soledad le brindará la oportunidad de vencer a sus pesadillas. En su corazón se hará un hueco Isabel, una joven risueña con la que afrontará con ilusión su vida conyugal. Cuando Isabel pierde sucesivamente a sus tres bebés, y una niña aparece en una barca naufragada en la orilla, tomarán una decisión que complicará enormente sus existencias.

El libro es de lectura recomendada, en mi opinión. La trama avanza página a página como la luz de un faro, con un ritmo constante y progresivo, embrollandose cada vez más la historia y manteniendo la tensión de la historia hasta el final de la novela. El amigo que me la recomendó sí que me advirtió de que el desenlace es demasiado rápido comparado con el resto de la trama, pero incluso a pesar de eso, merece la pena.

Dos ideas destacan en la novela: la vida es lo que queremos que sea, pues en gran parte depende la actitud con la afrontemos;

- A pesar de todo lo que has sufrido, siempre estás contento. ¿Cómo lo haces?

- Es una decisión voluntaria -contestó él- podría pudrirme en el pasado, pasarme la vida odiando a la gente por lo que pasó, como hizo mi padre, o perdonar y olvidar.
- Pero no es tán fácil.
Frank esbozó su encantadora sonrisa.
- No, tesoro mío, pero es mucho menos agotador. Sólo tienes que perdonar una vez. Para estar contrariado tienes que hacerlo todo el día, todos los días. Tienes que recordar constantemente todo lo malo -rió e hizo como si se secara el sudor de la frente-. Tendría que redactar una lista, una lista muy larga, y asegurarme de que odiaba lo suficiente a las personas que aparecían en ella. Y que odiaba debidamente: ¡muy teutónico! No -añadió con más sobriedad-, siempre podemos elegir. Todos podemos elegir.