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Mostrando entradas de mayo, 2012

Oliver Twist, Charles Dickens

Acabo de cerrar Oliver Twist , que lo estaba leyendo aprovechando el bicentenario que se celebra (no el de la Pepa, claro). Por todas partes podéis comprar buenas ediciones de estos clásicos. Me resulta curioso que no lo hubiera leído antes, más aún, que sólo hubiera leído el Grillo del hogar . Éste último es el tercero de los cuentos navideños de Dickens, el primero y más famoso, la Canción de Navidad, que recomendé hace poco y que creo que en la versión escrita gana en fuerza por algunos detalles. En cualquier caso, los dos son paradigma del Dickens navideño del que todos tenemos imagen. Como no puede ser de otra manera Oliver  me ha gustado mucho . Dickens maneja la pluma con una ironía que hace imposible no sonreírse en muchos momentos y el contraste entre las vidas y personas de los protagonistas es tal que la función crítica - o de denuncia social - se ve largamente satisfecha. También es un maestro a la hora de describir los escenarios, uno de los más sugerentes, por poner un

Leer historias, no Historia

Debo reconocer que la Historia no es mi punto fuerte . No voy a narraros detalles de mi juventud que podrían explicar o justificar esa cierta aversión -no al menos en este blog- aunque los que me conocen bien pronto pueden entender a qué se debe ese rechazo. Sentada esta base, los libros de Historia, o las novelas históricas, siempre me han dado mucho respeto, y en contadas ocasiones me he atrevido con ellos. Cien veces menos una intenté empezar Tiempos modernos de Paul Johnson, y nunca he pasado de las veinte primeras páginas, y eso que me lo recomendó un conocido como un libro fundamental , que seguro que lo es. Desde hace poco tiempo estoy superando ese trauma . Porque la Historia me sigue pareciendo igual: algo tolerable a la vez que evitable. Pero he encontrado una forma de que aumente mi interés por ella. Y es, no leer Historia, sino leer historias. Biografías, recuerdos, semblanzas, que tienen una fuerza sorprendente y mucha llegada si son buenas, y a la vez, te meten el gusa

El divino impaciente, de Pemán

Esta entrada ha sido, para mí, sorprendente. Sabéis que hay infinidad de blogs, y que para que haya un buen blog, tiene que haber una buena idea. Hay ideas malas, manidas, buenas o muy buenas, y hay ideas que son como el ave fénix. Eso es lo que le pasa a mi idea del blog, que de las cenizas -mirad la fecha de la primera entrada- va a surgir algo mejor. Más que buscar libros que ir sugiriendo, voy a escribiros de lo que leo, y de lo que he leído, claro. Y es que acabo de terminar esta obra de teatro, y creo que merece la pena que le dedique unas líneas. Viviendo en Jerez, he tenido que escuchar mil veces hablar de José María Pemán, y he tratado a -una minúsucula- parte de la familia. Cuando la gente se refiere a él, lo hace como si hubiera sido un ser excepcional. Por eso tenía la espinita de no haber leído nada suyo. Mi madre, en casa, tenía un ejemplar de "El divino impaciente" (creo), y guardo el recuerdo de que se refería a ella como una obra muy buena. Todo lo anterior