El divino impaciente, de Pemán

Esta entrada ha sido, para mí, sorprendente. Sabéis que hay infinidad de blogs, y que para que haya un buen blog, tiene que haber una buena idea. Hay ideas malas, manidas, buenas o muy buenas, y hay ideas que son como el ave fénix. Eso es lo que le pasa a mi idea del blog, que de las cenizas -mirad la fecha de la primera entrada- va a surgir algo mejor. Más que buscar libros que ir sugiriendo, voy a escribiros de lo que leo, y de lo que he leído, claro. Y es que acabo de terminar esta obra de teatro, y creo que merece la pena que le dedique unas líneas.
Viviendo en Jerez, he tenido que escuchar mil veces hablar de José María Pemán, y he tratado a -una minúsucula- parte de la familia. Cuando la gente se refiere a él, lo hace como si hubiera sido un ser excepcional. Por eso tenía la espinita de no haber leído nada suyo. Mi madre, en casa, tenía un ejemplar de "El divino impaciente" (creo), y guardo el recuerdo de que se refería a ella como una obra muy buena. Todo lo anterior me ha llevado a coger, después de haberme leído Macbeth, esta obra de teatro. Y me he llevado una buena sorpresa.
En mi incultura, sólo tengo 27 años, mientras leía los versos del teatro, he llegado a pensar que sólo en una "España-católica-oficial", podía haberse escrito una obra así. Hoy en día, no sé qué podría pasar con esta maravilla. Imaginaos cuántos kilowatios ha crecido esa perplejidad, cuando leyendo algunos datos biográficos para poder editar esta entrada, he visto que "El divino impaciente" tiene fecha de 1933! donde de católica-oficial, poco. No voy a hablaros del papel de este escritor (poeta, periodista, ensayista, y sobre todo, un señor), durante esos años de la historia de España, sólo os voy a dejar una cita de su clarividencia, cogida de unos apuntes suyos (quedan como un retazo de lo que el autor ha sido, que seguro desdibuja algo su personalidad, pero el "arte de la cita" tiene estos riesgos):
"Don José, Sánchez Guerra, recién llegado a la flamante Asamblea Constituyente de la República, ha sido preguntado en qué grupo parlamentario deseaba ser incluido, para cumplir el requisito del nuevo reglamento que da existencia legal a los partidos.Don José individualista, anguloso, poco amigo de las clasificaciones, hubiera querido eludir la cuestión, pero obligado por el precepto legal, ha contestado al fin: «Inclúyanme en la Unión Liberal Republicana. No creo que hay que hacer otra cosas en estos momentos sino defender la libertad».Me han impresionado estas palabras en boca de don José Sánchez Guerra, al día siguiente, como quien dice, de haber triunfado el movimiento republicano. Hay que defender la libertad, dice, ¿qué libertad?, ocurre preguntar. ¿La misma que ayer, acaso la misma que si invocaba para preparar la República se sigue invocando al día siguiente de su triunfo? Entonces... (...)
Ahora que yo, como monárquico y católico, empiezo a estar falto de ella, comprendo toda la dignidad estética de ese noble oficio de defensor y soñador eterno de la libertad. Ahora si me peguntasen, como a don José Sánchez Guerra, qué filiación política querría ostentar en la Asamblea, cero que -rasgad vuestras vestiduras conservadores, curas de ayer- contestaría sencillamente: liberal, aunque no sea más que por amor a las posiciones románticas".
La obra de teatro nos intenta resumir en unas pocas escenas, la vida y ventura de San Francisco Javier, y cómo su impaciencia humana, convertida a lo divino, le lleva a embarcarse en la tarea de evangelizar las Indias. Tiene la belleza de lo clásico y  la alegría de lo bueno, se lee a las mil maravillas, y entre verso y verso, encuentras reflexiones que pueden llevarte a esa "segunda dimensión" del arte. No es una comedia pero tiene gracia, y aunque el tema es religioso, si se quiere decir así, es lo bastante bueno como para que lo pueda leer cualquier público (este anterior "aunque" me ofende a la vista, pero prefiero que el que lea el drama, sepa a lo que se enfrenta). Tiene, como digo de las Novelas ejemplares, ese sentido común que teníamos los españoles.
El teatro está pensado para ser representado, y para ver esas representaciones, pero mientras uno encuentra cómo hacerse con una entrada -si encuentra la actuación-, o cómo internet puede ayudarte a encontrar una buena representación..., se puede leer.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Zoom, de Andrea Ferrari

Libros para empezar a leer

El Quijote, de Cervantes