Literatura desengrasante

Cuando Gideon Crew culmina la venganza que le ha llevado diez años preparar, no se espera en absoluto el giro que su vida va a tomar. Fichado por una empresa privada de teconologia militar al servicio del gobierno, tiene que frenar a un espía chino que parece quiere vender un nuevo arma de destrucción masiva al mejor postor. Sus únicas dotes y armas son una inteligencia despierta y una capacidad inimitable para la mentira y el disfraz. Pero no sabe que en su camino se encontrará a un letal y siempre efectivo sicario chino.



En esta ocasión, me abstengo de recomendar el libro. La obra de Lincoln Child y Douglas Preston está escrita con ritmo y se deja leer con facilidad, sin duda el libro es entretenido, pero no pasa de ahí. Es una novela más de aventuras, espías, acción y una gran dosis de fantasía. Además, quizás para lectores muy jóvenes, aunque no contiene nada explícito, hace algunas referencias innecesarias a los lances amorosos del Sr. Crew. En suma, algo para pasar el rato si uno está muy torrado. Un entrelibros, se puede decir, algo liviano entre dos obras de verdad.

Me ha resultado gracioso que los autores comiencen la narración en medio de la guerra fría y saquen a colación a la siempre desafiante Rusia, porque parece que desde que cayó el muro de Berlín, la literatura de espías ya no puede ser lo que era. Y para terminar, me pregunto, ¿cómo será eso de escribir una novela a medias? Tengo experiencias de colaboración conjuntas, pero de adolescente intentamos entre unos amigos escribir una novela a varias bandas, y era bastante  complejo, de hecho, no pasamos del tercer capítulo.

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