Doce campanadas

Cada vez que me consigo uno de estos libritos, me enamoro más de la colección. Es más, pienso que en vez de editar esos costosos volúmenes promocionales que ciertas empresas o instituciones (públicas) tienen la manía de regalar, y que sólo están destinados a lucir su canto, podrían ser sustituidos por una de las series de esta iniciativa. Y podría ser una forma de fomentar el ahorro público, entregarla con la conditio sine qua non de ser leídos.

Cada serie, además, lleva un título que resulta de lo más sugerente (albariño, tempranillo, verdejo...), pero es que son "letras selectas" que enamoran.
Ahora estaba con "Ensayos sobre el arte de escribir", que me ha descubierto a un Stevenson distinto al que tenía estereotipado, aunque hubo de ser un personaje singular en cualquier caso.
Os copio lo que ayer leía mientras la tenue luz de la lámpara iba iluminando mi somnolencia (es cierto que tengo muchas esquinas dobladas de este ejemplar, pero no quiero agobiaros):
"El don de la lectura, como lo he llamado, es poco común, y en general, no ha sido bien comprendido. Consiste, antes que nada, en un vasto talento intelectual -una gracia gratuita, creo que debo llamarlo- mediante la cual un hombre alcanza a entender que no está siempre en lo cierto, y que aquellos de quienes difiere no están del todo equivocados. Puede que sostenga algún dogma -incluso apasionadamente-, y puede ser consciente de que otros también los sostienen siquiera con más tibieza o de un modo distinto, o puede que no sostenga dogma alguno. Pues bien: si posee el don de la lectura, esas otras personas tendrán mucho que aportarle. Verá la otra cara de las proposiciones y la otra cara de las virtudes. No tendrá que mudar de dogma a causa de eso, y aun así podrá cambiar su lectura de dicho dogma, y deberá complementar y corregir sus deducciones a propósito de él (... y sigue)"

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