Rome, Sweet Home

Roma es una fuente de inagotables experiencias humanas. Más de tres milenios de historias, leyendas y tradiciones dan mucho juego. Vamos a recoger algunas en los siguientes posts, claro está, al amparo del último e inolvidable periplo romano. En un post anterior, hablé de la mitología clásica en la pluma de Goñi, ahora me remito, para los episodios más simbólicos de la época clásica a otro libro del mismo autor: Una de romanos.

Comenzamos con una leyenda, narrada por la magistral pluma de Evelyn Waugh: Helena. El libro nos narra como Helena es "incorporada" al mundo clásico desde sus lejanas tierras britanas como esposa desengañada de Constancio Cloro, y como en el ocaso de sus días, lleva a cabo una proeza que es recordada a diario hoy día: el hallazgo de la Santa Cruz y otras reliquias de la Pasión. Obviamente, la historia se sustenta en las pinceladas históricas más importantes para ser completadas con la leyenda y la personal interpretación de Waugh. El libro está bien escrito aunque sin deseo de rigor histórico, se lee con amenidad y es relativamente breve. No creo que pase al catálogo de libros imprescindibles ni es "Brideshead revisited" pero es un buen pasatiempo.



Omito toda consideración sobre la autenticidad de las reliquias, remitiéndome a los especialistas y al propio prefacio de la obra escrito por el autor, quien con ironía refleja hasta qué punto la ignoración es atrevida, y como de la misma manera que él narra, hay quien sin haber hecho una somera comprobación habla de que si se reunieran los fragmentos de lignum crucis...:

Se dice (y yo, por mi parte, lo creo) que, haces unos años, una dama eminente por su hostilidad a la Iglesia, volvió de un viaje a Palestina en un estado de alborozo. "Al fin me he enterado de la verdad –dijo a sus amigos–. Todo lo que se cuenta de la crucifixión lo inventó una inglesa llamada Ellen. El guía me mostró el mismísimo sitio donde ocurrió. Hasta los curas lo admiten. Llamana a su capilla 'la Invención de la Cruz'".

Quizás lo más interesante del libro es la somera recreación de la decadencia de Roma, y lo que puede llegar a ser una vida resignada. Me resultó interesante reflexionar sobre este último concepto. Porque hoy resignación, es una palabra que suena cruel, y no sostengo ni que sea mi vocablo preferido, ni que sea la actitud más humana, ni más plena, y en muchas ocasiones, resignación es una forma de expresar un sentimiento poco noble o generoso. Pero, cuando hoy, por sistema, nos rebelamos ante una situación no deseada, en la antigüedad, era la resignación -y el campear con esa amargura lo más felizmente posible- lo que se podía recomendar a una persona. Esto lo digo porque en ocasiones es un marco conceptual interesante para entender ciertas cosas de la historia y que no puede ser obviado a la hora de "meterse en el pellejo" de los antiguos.

Os dejo, y volveré con otra recomendación sobre Roma...

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